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POR: Camila Quevedo - Nutricionista y Health Coach
Una de las prácticas más antiguas y reveladoras para nuestra salud, enriquecimiento personal y para nuestro entorno, es la capacidad de observar en perspectiva, intentar darle espacio al cuerpo y a nuestro sabiduría interna, más que la mente nos domine.
Cuando meditamos, no es que no existen pensamientos, claro que los hay. No es que dejemos de rumiar o que no sintamos ansiedad. Es simplemente desarrollar la capacidad de poder observar estos patrones y alejarnos de ellos cuando nos están entorpeciendo la vida más que aportarnos.
Cómo empezar... aquí algunos consejos desde mi experiencia que me han ayudado a mantener una práctica constante y rutinaria de meditación, que en otro post les contaré todos los beneficios que me han traído a mi vida.
- Comienza con una meditación guiada, para que te vaya dirigiendo mientras tienes los ojos cerrados.
- Busca un lugar específico y concreto en tu casa para siempre meditar ahí.
- Has de este lugar, un espacio sagrado. Puedes prender una vela o poner un pequeño altar o simplemente algo que a ti personalmente te haga sentido y tenga un valor.
- Has que esta sea la primera actividad que haces al despertarte.
- Agradece cada vez que terminas tu práctica de meditación.
Mucho éxito en este camino hacia experimentar lo mejor de ti!